Entre marzo y junio de este año, la exposición «El ficus del Parterre» compiló una colección de fotografías, posteriores a 2018, que responden al momento creativo actual del fotógrafo Ricardo Cases.
El trabajo de Ricardo, casi siempre centrado en la búsqueda y la exploración del entorno —ese ‘costumbrista de costa/rural’ al que se sabe acercar tan bien— para convertirlo en protagonista.
La exposición, dividida en tres bloques de contenido, recogía una serie de ejercicios, concebidos como fanzines e hilados por ‘fraseos fotográficos’ fruto de la misma investigación. Ese guiño estético en el diseño de sala —obra de Tipode Office, al igual que el catálogo—, se contagió también al libro que hemos impreso tras trabajar con ellos en su anterior TOT.
Diversidad de formatos e imprevistos
La idea inicial fue trasladar el formato original en el que fueron publicados estos fanzines, pero esta vez en el catálogo. El ficus del Parterre, era formato A3, así que inicialmente se decidió que sería el formato que iba a marcar el tamaño de la publicación. A partir de ahí todos los fanzines se reproducirían a tamaño utilizando un sistema de maquetación que los diferenciase. Por cuestiones presupuestarias hubo que reducir el formato a A4, así que la solución fue encartar los A3 plegados para mantener la paginación general.
El libro, editado por el CCCC, combina una serie de papeles que matizan la publicación y aportan una capa de información. Así las imágenes que no llegaron a publicar de manera impresa (solo en Instagram) se imprimieron en papel couché, mientras que se reservó para el resto un offset de gramaje reducido (partiendo de 60 gramos) para acercarlo a este concepto de fanzine.
En cuanto a la encuadernación, se optó hilo visto para permitir abrir bien la publicación y ver con comodidad las imágenes que salían del lomo interior. Esta decisión se trasladó a las cubiertas, que cubren ese hilo visto para restarle su importancia como recurso estético. De esta manera, las imágenes además de cubrir, se convierten en un elemento de la publicación.
Tal y como contó el propio Ricardo durante la presentación «un libro de fotografía adquiere el carácter de proyecto fotográfico en sí mismo, en cambio, un catálogo expositivo está marcado por el contexto institucional. La narrativa del libro de fotografía se ve salpicada por necesidades institucionales que restan a la identidad de proyecto fotográfico que tiene un libro de fotografía. Por ello, enfrentarse de una manera honesta a un proyecto así hace que haya que equilibrar decisiones tanto de diseño como conceptuales». Para nosotros ha sido un placer acompañarlos en este proceso.